

Nótese cómo, tanto en el caso de ABC como en el de El País, los grandes titulares y las imágenes principales son informaciones que nada tienen que ver entre sí.
Y, sin embargo, la fuerza visual de los titulares, provocada por su tamaño y ubicación, nos lleva a relacionarlos con las imágenes de la parte inferior, ejerciendo una particular función de anclaje significativo, que nos hace interpretar de una forma muy particular ambas imágenes.
El dedo y las lágrimas, en el caso de ABC, y la optimista composición en V de los brazos de Hillary Clinton subrayan el forzado parentesto.
Como se ve, no pierden el tiempo precisamente en la reunión de última hora en la que se decide el contenido de la portada del diario.
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