lunes, 29 de septiembre de 2008

W. Eugene Smith: más real que la realidad

Este verano, durante nuestras vacaciones nos encontramos por casualidad, en la Sala de Exposiciones del Teatro Fernando Fernán Gómez (Centro de Arte) de Madrid, una muestra organizada y patrocinada por la Fundación Banco de Santander con más de 200 imágenes del extraordinario fotógrafo Eugene Smith: Exponente de la fotografía humanista. Una fusión entre documento, narración e interpretación.
Nació en Kansas EE.UU en 1918 y murió en 1978 de un derrame cerebral. Autodidacta que a los 19 años comienza a colaborar con NEWSWEER y a los 20 con LIFE y New York Times. En 1955 se incorpora a la famosa Agencia MAGNUN. Realiza los conocidos reportajes: Doctor Rural (Country Doctor), Comadrona (Nurse Midwife) y, en España, en el pueblo extremeño de Deleitosa, Pueblo Español (Spanish Village).Como proyectos independientes tiene, sobre todo, el sobrecogedor trabajo sobre Pittsburgh, entre 1955-57 con mas de 10. 000 imágenes y Minamoto (1971-75) sobre la contaminación química de la isla de Japón del mismo nombre.
En todos ellos se puede observar la obsesión del artista por la verdad, la cual muestra de una forma real y descarnada.
Se ha oído hablar de periodismo fotográfico, pero no de novelísmo fotográfico, y es exáctamente a eso a lo que se refiere la fotografía de Eugene Smith. En sus placas refleja con todo lujo de detalles, como si de una crónica periodística se tratara, lo que palabra por palabra nos quiere transmitir. Una vez las fotografias han sido montadas y ordenadas de la sabia forma que el artista pretende, lo que visulizamos al analizarlas es una historia con su prólogo, trama, desarrollo, pero eso sí, sin final. Esto último lo deja al análisis del espectador, a su juicio. Lo que pretende W. Eugene Smith es que sea éste el que le dé una razón a su trabajo y sobre todo, el que sufra con él por no poderle dar un final feliz a su historia...

“Que importa si para echar una mano a la verdad y convertirla en emblema absoluto había que dar un toque a lo real que lo hiciera más real”, como dice la comisario de la exposición Enrica Vigano. Esto es lo que busca el artista, motivar al espectador, engancharlo y luego dejarlo en un estado espiritual que le haga buscar soluciones a lo representado".

"Mi aspiración es captar la acción de la vida, la vida del mundo, su humor, sus tragedias; en otras palabras, la vida tal y como es. Una imagen verdadera, real, sin poses. Ya hay bastantes farsas y engaños en el mundo como para ir por la vida fingiendo. Si fotografío a un mendigo, quiero que se vea la angustia que refleja su mirada; en una acería busco el símbolo de la fuerza y el poder que hay en ella. Si pretendo retratar a una persona feliz, quiero una sonrisa de pura felicidad, no una sonrisa para la cámara. Me cuesta expresar con palabras mis sentimientos, mi actitud hacia la fotografía. Ya no hago fotos por el simple placer de hacerlo, sino que, como muchos de los antiguos maestros de la pintura, quiero que simbolicen algo."

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