miércoles, 24 de septiembre de 2008

Claves para comprender la Crisis Alimentaria III: Especulación financiera

Los precios de los alimentos agrícolas que constituyen la base alimentaria mundial se han disparado en los últimos meses y algunos granos, como el arroz han llegado a más de mil dólares la tonelada.

El espectro de la hambruna amenaza ya a países de Asia, África y el Caribe, debido a la crisis alimentaria mundial provocada por los subsidios en países ricos, el cambio climático, el modelo agrícola y la producción de agrocombustibles.

Para agencias de la ONU y expertos como el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, la actual problemática alimentaria pondrá en tela de juicio a la democracia.

“La historia está llena de guerras que comenzaron por problemas de este tipo”, dijo Strauss-Kahn y al respecto está el caso de Haití donde hubo ya disturbios graves precisamente por la carestía y escasez de alimentos.

Los precios de los alimentos agrícolas que constituyen la base alimentaria mundial se han disparado en los últimos meses y algunos granos, como el arroz han llegado a más de mil dólares la tonelada.

Estos incrementos han hecho imposible la alimentación de pueblos que como en la India, gastan hasta el 60 por ciento de sus ingresos en alimentos.

Para agencias de la Organización de las Naciones Unidas, países de Asia, África y el Caribe están ya frente al espectro de una hambruna, y expertos dicen que la explicación de esta súbita crisis alimentaria está en las políticas comerciales y subsidios que países ricos dan a sus agricultores.

Además, apuntan, influyen también el modelo de producción agrícola, el cambio climático y la producción de agrocombustibles.

Incluso, las políticas de ayuda alimentaria de los países ricos -donde la producción es subsidiada- modificaron en las últimas seis décadas los hábitos alimentarios y destruyeron la producción agrícola local de pueblos en África y el Caribe, aseguran los expertos.

Africanos y caribeños dejaron de comer tubérculos como la yuca, el camote, ñame y otras raíces que eran producidos localmente y constituían la base alimentaria antes de que se introdujeran, como ayuda alimentaria, el trigo, arroz y maíz.

En Haití, donde los disturbios son graves, el arroz importado de Estados Unidos a precios subsidiados sustituyó a los tubérculos, raíces y a la producción local, y ahora hay hambre porque el precio del arroz aumentó brutalmente.

LISTA DE EXPLICACIONES

La lista de explicaciones a la escasez alimentaria incluye el control mundial del comercio de granos por grandes empresas, la crisis financiera y la volatilidad bursátil, una fuerte especulación con las materias primas que alcanzó a los cereales, oleaginosas y que está llegando a las leguminosas.

Esta crisis alimentaria tendrá más graves repercusiones que la financiera, aseguran algunos expertos.

Podría llevar, indican, a una imprevisible coyuntura comercial por el proteccionismo, o a cambiar las reglas del juego para apropiarse de una parte de la renta agrícola, con impuestos a la exportación, como ya se ve en Argentina, Rusia y otros países productores.

O quizá, como opinan algunos, a tirar abajo las barreras tarifarias y a una “solución” imprevista de las negociaciones multilaterales de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que desde hace años están trabadas en el capítulo agrícola por los subsidios de países ricos.

Pero, por el momento la “tormenta perfecta” está haciendo muchos ricos en el mundo debido a la especulación financiera y de las grandes empresas comercializadoras. Porque, explican, si bien las reservas mundiales de granos son bajas, menos de 50 días, todavía hay una relativa abundancia de granos básicos, a menos que se los destine a producir agrocombustibles.

Y en medio de esta relativa abundancia los estragos del hambre se expanden rápidamente en muchos países, provocando disturbios y haciendo crecer el temor de crisis sociales profundas, como alertan el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

La razón de los disturbios es que en los países en desarrollo, en particular los más pobres donde el ingreso familiar diario va de uno a dos dólares, la parte del ingreso destinada a los alimentos es mucho más importante que en los países ricos.

En India, por ejemplo, el 60 por ciento de los ingresos de las familias está destinado a los alimentos, mientras que en China es el 33 por ciento por los subsidios estatales al arroz y otros alimentos básicos.

En Alemania el gasto familiar para alimentos representa menos del 10 por ciento del ingreso, en Reino Unido el 10 por ciento, en Canadá el 16 y en Japón el 22 por ciento, lo que significa que los aumentos en los alimentos golpean de manera diferente a los pueblos.

El director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, dijo la semana pasada que situaciones tan dramáticas como esta crisis alimentaria pondrán en tela de juicio la democracia.

Agregó que “la historia está llena de guerras que comenzaron por problemas de ese tipo”.

Según el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, la crisis está acelerándose, mientras que el director del Banco Mundial, Robert Zoellick, advirtió que no se podía esperar y que había que “poner” dinero para “poner” comida en las bocas hambrientas.

Jacques Diouf, director de la Organización de la ONU para la Agricultura y Alimentos (FAO, por sus siglas en inglés), advirtió que hay gente muriendo por hambre y que “naturalmente, la gente reaccionará porque no esperará sentada la muerte por inanición”.

El analista ruso Oleg Mityayev apunta que esta crisis alimentaria será “mucho más peligrosa que los cataclismos financieros, porque puede provocar levantamientos sociales a escala global”.

POLÍTICA EGOÍSTA E IRRESPONSABLE

Para Calude Picher, analista económico del diario La Presse de Montreal “el gran culpable de esta crisis es la política egoísta e irresponsable de los países ricos, que de manera ultrajante subvencionan a sus productores agrícolas”.

Recuerda que los países ricos (Unión Europea, Japón, Corea del Sur, Estados Unidos y Canadá) gastan anualmente 300 mil millones de dólares para subvencionar a sus productores agrícolas, lo que en 2001 equivalía al 31 por ciento del valor de la producción.

Eso es algo que no hacen ni pueden hacer los países en desarrollo, agrega.

El analista destaca que mientras los agricultores de los países ricos pueden invertir y usar las mejores tecnologías, en los países pobres son empujados fuera del mercado y a la ruina, lo que define como “un caso de competencia desleal”.

Eso explica, agrega Picher, que en países de África sea más barato importar granos o cebollas de Francia que producirlos localmente, lo que ha creado una dependencia y “la incapacidad (de los países en desarrollo) de desarrollar su propio sector agroalimentario”.

Esos cereales y alimentos subvencionados han destruido una gran parte de la agricultura destinada a las necesidades locales, que era asumida por pequeños y medianos agricultores en los países africanos.

Un informe elaborado por 400 expertos internacionales bajo la protección de la UNESCO y titulado “Evaluación internacional de las ciencias y tecnologías agrícolas para el desarrollo (IAASTD)” apunta a la necesidad de cambiar el modelo de producción agrícola.

Publicado la semana pasada, el informe señala que “la agricultura moderna deberá cambiar radicalmente para servir mejor a los pobres y hambrientos si el mundo debe sobrellevar una creciente población y el cambio climático, al tiempo que evita una explosión social y un desastre ambiental”.

Para estos 400 expertos de todo el mundo no sólo los precios de los granos de base (trigo, arroz y maíz) seguirán subiendo, sino que esas alzas no han traído ni traerán una reducción significativa de la pobreza, como se ve en América Latina y el Caribe.

“Mantener las tendencias actuales en producción y distribución (agrícola) agotaría nuestros recursos y pondría en peligro el futuro de la humanidad”, según el informe de IAASTD.

Ingreso familiar

En los países en desarrollo, en particular los más pobres, la parte del ingreso destinada a los alimentos es mucho más importante que en los países ricos.

En India el 60 por ciento de los ingresos de las familias está destinado a los alimentos.

En China es el 33 por ciento por los subsidios estatales al arroz y otros alimentos básicos.

En Alemania el gasto familiar para alimentos representa menos del 10 por ciento del ingreso.

En Reino Unido el 10 por ciento, en Canadá el 16 y en Japón el 22 por ciento.

Lo que significa que los aumentos en los alimentos golpean de manera diferente a los pueblos.

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